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Arquitectos: Carlos Pastor Santa María Arquitectos Colaboradores
- Área: 60 m²
- Año: 2021
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Proveedores: Aceros Arequipa, CORRALES CENTER, Sherwin-Williams
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El proyecto El nido está ubicado en el centro del gran desierto costero peruano, entre los distritos de Lurín y Pachacamac en la periferia sur de la ciudad de Lima. Es un valle extenso y fértil habitado desde épocas prehispánicas -entre otras- por la cultura del mismo nombre.
El refugio es para Janine, una chica intrépida, deportista profesional, ciclista de montaña y fotógrafa. Este lugar le sirve de descanso en la tarde cuando regresa de las Lomas de Lúcumo. Especialmente los fines de semana, que comienzan llenos de adrenalina conquistando caminos con su bicicleta de montaña. El refugio invita al descanso y a la contemplación. Intenta capturar los sonidos de su entorno. Se inserta y llega de puntillas para compenetrarse con la naturaleza. Se posa en el lugar de manera pertinente, congela la luz del amanecer segundo a segundo y tamiza hasta el último rayo de luz de la tarde. Está orientado de manera tal que ventila y respira con su habitante.
Plantea un degradé espacial desde lo privado a lo público y desde lo público a lo privado; con una rampa que evoca las culturas ancestrales de la costa y su ingreso ceremonial. El nido está emplazado en un pequeño edén, un lugar que permite esconderse de la gran ciudad limeña. Para llegar, recorres la entrada de árboles y arbustos que dan paso al proyecto a modo de marco sutil que genera cierta intriga.
El sistema estructural del proyecto permite suspenderlo, es liviano, eficiente y da libertad al paso del aire y la bruma por debajo y entre sus dos cubiertas. Además, las estrategias pasivas permiten el confort necesario, tanto en verano como en el invierno húmedo. Los cerramientos son paneles de madera y caña, materiales propios de la costa. Están dispuestos según la funcionalidad del espacio: densos en lo privado y porosos en lo público. Los del lugar social son giratorios y esto permite un cambio de escena. Ver o no ver , abrir o cerrar, adentro o afuera… Esta estrategia democratiza el uso, la percepción y libertad del habitante.
El nido y su habitabilidad es una abstracción permanente, es hacer valer lo fenomenológico en cada parte. Se pone énfasis en la experiencia, desde el ingreso, donde una madreselva indica el ingreso o la salida. Los paneles de caña que protegen el lugar privado permiten una somre que tamiza el espacio, y aligera la sensación espacial por la caña dispuesta en un gran plano. Cada espacio ordena una secuencia de tiempos y tonos.
El proyecto fue fabricado en su totalidad por nuestro equipo. Desarrollamos el proceso de cada parte hasta el montaje del proyecto. Dilataciones y contracciones de cada detalle, como se unen los distintos materiales… Todos ellos, la caña, la madera, el acero, aportan desde su forma, función y ligereza. Se encuadran y desarrollan cada estancia.
El clima en la costa peruana se caracteriza por unos meses cortos de verano y un invierno extenso y húmedo. Por tal motivo, cada elemento forma parte de un sistema que asimila lo vegetal como parte del proyecto. El proyecto solo no funciona. La naturaleza completa el refugio y lo invade de manera generosa en textura, color y aroma. Al igual que un nido, se adecúa a las condiciones de su entorno.